La corrupción mata.
- Guillermo Angel Diaz Bartolo
- 22 feb 2023
- 2 Min. de lectura
Por todos es bien sabido la corrupción que impera en los centros de verificación vehicular de la ciudad de México y Estado de México. Quien adquiere un auto, nuevo o seminuevo, sabe de antemano que tendrá que “entrarle” si es que desea circular.
Mi padre siempre ha optado por verificar en el Edomex aunque radicamos en la ciudad de México y es que en el Estado de México el “brinco” de un automóvil es más fácil. El hervidero de negocios de “gestión vehicular” alrededor de cualquier verificentro y el cobro de “brinco” dentro de las mismas instalaciones es prueba de ello, con tan solo ponerle “100, 150 o 200” el carro sale verificado. Esto dependerá del centro de verificación, municipio y afluencia de automóviles.
En alguna ocasión mi padre me hizo la invitación a ver la corrupción en vivo y a todo color al acudir a verificar su camioneta Nissan 2018, apenas con algunos días de estreno. Al llegar al centro de verificación, nos marcaron con tinta para zapatos color blanca un número de carril, posteriormente pasamos al carril designado, se apagó el motor y el empleado de verificentro nos comento: “son 350 allá”, refiriéndose a la ventanilla de cobro “y 150 aca”, de “brinco”. Mi padre pagó 350 pesos de derechos legales y 150 pesos de corrupción. El verificador ni siquiera se molestó en abrir el cofre, realizar algún tipo de inspección visual o manual, simplemente pasó la camioneta por el carril de verificación, hizo algunas anotaciones en la computadora y procedió a encender la camioneta para dejarla en la salida del verificentro. Después de 10 minutos otro empleado aparecion en escena, con nuestra calcomanía en su mano; mi padre procedió a abrir la puerta de la camioneta y el verificador a pegar la calcomanía.
Esto que les cuento muy probablemente muchos de ustedes lo han vivido, nada innovador. La corrupción en los centros de verificación es bien conocida, casi como el tema del narcotráfico y sus redes en todo el territorio nacional. Todos saben por donde se mueve la droga, todos saben donde comprar un “toque”, pero al final nos hacemos de la vista gorda. Lo mismo pasa con la corrupción en los centros de verificación, todos saben de ella pero nadie alza la voz, por que todos quieren circular, por que es necesario el automóvil; si no verificó ¿Como me muevo?
Si el fin de la verificación vehicular es reducir los los niveles de contaminantes que producen los automóviles, pero nosotros, ciudadanos y autoridades, hacemos como que no pasa nada ¿Qué fin tiene esta? solo quienes tienen la concesión de los verificentros son los beneficiarios, pero sólo a corto plazo, la contaminación algun dia los alcanzara, su salud se dañara y el planeta los incluirá en s u cobro de facturas. Al final la frase de moda “la corrupción mata” es cierta.
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