Los Ciclos de la vida
- Guillermo Angel Diaz Bartolo
- 5 abr 2023
- 4 Min. de lectura
El lejano 2008 nos dejó la reforma penal en México. Pasamos del sistema inquisitivo al sistema acusatorio. Esta reforma se encuentra sustentada en el marco de derechos humanos y modernidad; según los que saben el nuevo sistema le quita poder al ministerio público, da celeridad a los juicios y la corrupción se ve reducida y digo según los que saben porque pareciera que las cosas siguen igual o peor. Pero estas líneas no se escriben con la intención de buscar el hilo negro entre sistema inquisitivo y acusatorio, se tratan de la importancia sobre cerrar ciclos y etapas de la vida.
Armando fue un joven extrovertido, en 1998 los veinte apenas rondaban su cuerpo, siempre fue rebelde, en busca de nuevas aventuras. Se juntaba con otros jóvenes con quienes compartía esa rebeldía; la vida resulta fácil cuando apenas se comienza a vivir y la testosterona recorre el cuerpo. Un día cualquiera, en coordinación con sus amigos, el “cucho” y el “chino”, se dispusieron a robar enseres electrónicos de una reconocida empresa de tecnología y ¿Por qué no? necesitaban un poco de dinero para invitar a salir algunas chicas el fin de semana. El robo se perpetraría al caer la noche del 12 de junio y para el 13, Armando, el “cucho” y el “chino” ya se encontraban en la agencia del Ministerio Público en espera de su traslado al reclusorio oriente del Distrito Federal.
La empresa afectada, mediante su representante legal, se apersonó en las oficinas del representante social, se reunieron algunas pruebas y se fijó la estrategia: “Chingarlos, no importa que regresen lo robado”. Del otro lado, las familias de los tres jóvenes, aún con sorpresa por lo ocurrido, buscaban entre sus conocidos las mejores recomendaciones de abogados. Se cumplieron las 48 horas con las que cuenta el Ministerio Público para determinar si los tres jóvenes serían trasladados al reclusorio y así fue; presentados ante el juez acusados del delito de robo y asociación delictuosa.
El proceso apenas iniciaba cuando el juez del juzgado 36 en materia penal había determinado la libertad de los jóvenes por faltas de elementos para procesar con reservas de ley. ¿Qué quiere decir reservas de ley? que si en algún momento se encontraban elementos que los incriminan el caso se volvería abrir y serían llevados a juicio, sin embargo, esta batalla había sido en favor de los jóvenes. Pasaron los años y el tema fue olvidado, solo recordado como una anécdota que poco a poco tomó el papel de graciosa y dejó el de tragedia.
Los tres amigos no se volvieron a ver nunca más, cada quien tomó su camino. Armando aprendió el error; lo que parecía un juego le dejaba una gran enseñanza, y aunque el tiempo borró algunos detalles de lo vivido, este acontecimiento saldría a relucir más adelante. Así lo comprobó en 2023 cuando llegó una oferta de trabajo por parte de la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, la oferta era tentadora, excelente sueldo, mejores prestaciones, solo tenía que reunir algunos documentos. Y llegó la sorpresa, al solicitar su carta de antecedentes penales ante la subsecretaría de penitenciaría esta fue negada y es que a decir del personal de la subsecretaría Armando contaba con antecedentes penales por lo ocurrido hace 25 años.
La pesadilla se hacía presente de nuevo ¿Cómo era posible? Armando había quedado en libertad, así se observaba en la copia certificada del expediente con la que contaba. Era la hora de contratar un abogado ¿Y dónde contratar a un abogado que dominara el viejo sistema inquisitivo? y más aún de confianza. Este sería encontrado en un amigo, también contemporáneo del “cucho” y el “chino”, un amigo del barrio. Su nombre: Hugo. El licenciado Hugo no sería un experto en ese viejo sistema, pero de algo estaba seguro, no se daría por vencido y pasaría las próximas 3 noches revisando las leyes aplicables de ese entonces. Hugo cerraba los ojos de cansancio, sin embargo, en esa última noche !Al fin! Si invocaba la figura de la prescripción y tomaba la media aritmética que contemplaba el delito de robo y de asociación delictuosa, la persecución del delito (o la pretensión punitiva, como se decía en materia penal) debía de haber cesado en el año 2012. El camino había sido descubierto, el licenciado tecleo a su estilo el escrito y al día siguiente, a primera hora, en la oficialía de partes del juzgado 36 se daba por ingresado. El juez determinó que el abogado tenía razón, no había más delito que perseguir, por lo que en su calidad de autoridad giró oficio a la Subsecretaría Penitenciaria de la ciudad de México para que los antecedentes penales de Armando fueran borrados.
Al final la controversia se resolvió, ¡Qué lección de vida! no queda más que decir que lo que hicimos y lo que fuimos será lo que haremos y lo que somos. Por más que intentemos borrar nuestro pasado este nos definirá en el futuro, si no es con el pensamiento será con las acciones.
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